ALEMANIA
En la historia fue un
pueblo inimitable.
Conoció a un hombre.
Sólo un hombre…
Y lo apoyó,
permitiéndole convertirse en un gran líder.
Creyeron que los
llevaría a la gloria y la inmortalidad…
Pero algo falló, el
destino, esa fuerza invisible.
No podía permitir que
este pueblo tuviera como guía
a alguien lleno de
odio y rencor hacia la raza humana.
💙
FANTASÍA
Quiero como dicen
muchos vivir en la realidad,
detener y revisar
cada momento y cada instante
como lo hace una
cámara fotográfica
al congelar por
siempre cada imagen y monumento en el tiempo.
En verdad lo estoy
tratando, con intenso esfuerzo.
Ayer, hoy, pero cada
momento que detengo
hace que mi ser se
sienta lastimado, dolido.
Creo que estoy
enfermando, sí, enfermando…
¡Oh Señor!
¿Acaso cada instante
de mi vida
necesita una
embadurnada de fantasía?
Así como el pintor
con cuyos pinceles
da un toque de color
a su obra?
La vida, sin color,
sin aroma, sin música
es como en un cuadro
sin terminar, una planta sin flor,
sin esa fresca brisa
que nos invita a contemplar
ese arcoíris que une
al cielo con la tierra.
Por ello para enfermar
debo incluir la fantasía
y envolver mi pasado,
presente y futuro con ella…
CUENTOS
Equipaje para la eternidad
Es el año 2861, ya podemos viajar
a las estrellas.
Nuestro mundo
se ha convertido en una sola patria. Es de mañana, preparo mi equipaje. Llevo
siempre conmigo esta pequeña maleta que guarda mis documentos. En pocas horas
abordaré la nave que junto con otros pasajeros seremos llevados hacia ese
lejano planeta que nos aguarda. Dormiremos 118 años….
La nostalgia
está apoderándose de mí, quiero echarle una última mirada a este querido mundo.
Fue aquí donde me convertiste en el ser más dichoso, pero también en el más
desgraciado. Te fuiste en esa fría y nublada tarde de invierno en que las
nerviosas y amarillentas llamas de esos grandes cirios iluminaban con dolor tu
rostro tan hermoso, para siempre callado, para siempre dormido.
Te despedimos
vestidos todos de blanco como blanca fue tu presencia en los cortos instantes
que perduró nuestro idilio. Besé tu frente, que es la residencia de tu alma
eterna. Besé tus ojos que iluminaban los senderos de mi vida que le daban
sentido, y les daban sentido a todas las cosas de la naturaleza.
Besé tus
labios fríos que con dulce fuego imprimieron tus palabras llenas de verdad y
llenas de amor y que para siempre sellaron las promesas del cielo. Nunca pensé
que podrías dejarme. Es tan grande el dolor que me embarga, que el tiempo se ha
negado a ayudarme a encontrar consuelo.
Para mí, te lo
digo, todavía vives; y en algún lugar de este vasto universo me estás esperando
sosteniendo con fuerza el espacio abierto por ti en el tiempo.
Siento
nostalgia por los momentos vividos contigo en aquellas doradas playas, soleadas
en verano, sobrecogidos escuchando los poderosos rugidos del mar y envueltos en
ese tibio viento que nos daba grandes esperanzas. Nostalgia. Contigo ante esas
majestuosas montañas vestidas con sus eternas nieves, por ese intenso verdor de
los interminables bosques, por el grito ensordecedor del nacimiento de una
nueva vida.
¡Amada mía,
por favor escucha los gritos de mi corazón y las preguntas de mi cuerpo!
¡Oh! Este
horrendo frío, nuevamente se está apoderando de mí
Permíteme
limpiar mis ojos nublados de lágrimas para ver tu partida física. Es tan grande
y profunda la soledad que me embarga.
Quiero llevar
mi pensamiento a esos valles dorados rodeados de frondosos árboles, a esos
campos llenos de multicolores tonos, cuyas flores atrapan a esas embriagadas
abejas y quiero escuchar ese silencioso vaivén de la oruga en su cama de seda. ¡Oh!
¡Amada mía! Te estoy escuchando; me dices que no estoy solo, que tú estás
conmigo, que seguimos siendo uno con todo; uno con la oruga, con las montañas,
con el mar, con las playas y que ahora somos tú y yo esta bendita y venturosa
integración con las estrellas, las galaxias y el universo.
Es por eso que
hoy emprendo este viaje.
Quizá finalmente
mi deseo sea no despertar, ya que he comprendido ahora que no existe diferencia
entre las profundidades de nuestro ser y las profundidades del espacio
infinito.
Esta, mi
maletita personal guarda celosamente tus benditas cenizas y juntos iremos hacia
el tiempo y hacia la eternidad.
SÉ QUE TE GUSTAN LAS ROSAS
Martes 27 de abril de 1960.
El tren está
por llegar. Estoy en la estación y tengo para ella este ramo de rosas. Sé que
le gustan las rosas, me lo dijo al oído mientras soñaba con ella. Me conoce y
sabe de mí. Llegará y la veré como en mis sueños.
Siento miedo,
lo admito. La sangre se agolpa en mis sienes, estoy pálido. Siento el impulso
de esconderme… ¿pero por qué? Si sólo es una mujer, no un espectro. “Me lo
digo, me lo repito”. Pero es que nunca me he sentido así, ¿acaso a otro les sucede
lo mismo? No lo sé.
Esos sueños
han sido una revelación de eso estoy seguro.
Ella me mira,
con sus hermosos y grandes ojos cafés y con gran dulzura me dice “por fin te
encuentro, deseo tenerte, eres mi único cariño; por favor espérame en la
estación…”
Su abundante
pelo castaño está peinado con una gruesa trenza echada hacia adelante sobre su
hermoso busto, y por su figura, poseedora de una suprema elegancia y
sensualidad, mi débil corazón ha enloquecido despertándome, cortando de tajo
tan tumultuoso y apasionado momento.
De semejante
pasión no he podido formarme cabal juicio y al mismo tiempo ese enorme deleite
casi ha llegado a aterrarse. ¿Serás acaso una bruja cuyo hechizo me tiene
atrapado y que me hace sentir dueño del mundo para después darme cuenta que soy
un simple hombre mortal, común y corriente?
He venido aquí
a esperarte ya por tres ocasiones. Hoy ya no lo haré más… ¡lo he resuelto! Pero
si hoy no llega, bueno, una vez más. Sólo por hoy…
El tren llega
envuelto en la acostumbrada grande y ligera nube blanca y… ¿ella está
apareciendo? ¡Es verdad, no me estoy engañando, es cómo si se tratase de un
ángel! Su silueta se dibuja como una verdadera y divina aparición. Yo tiemblo,
mis manos están frías, y aprieto este ya maltratado ramo. ¡Oh Dios, es ella!
Este momento gozoso concuerda con las revelaciones de mis sueños y mis
fantasías.
“Hola”, me
dice tierna y dulce, me sonríe mostrándome su perfecta dentadura con cuyos
diamantes serían la envidia de los luceros más brillantes del cielo. “Hola”,
tímidamente contesto con una voz que parece no ser la mía, casi ahogada por
tanta emoción.
Ella toma mis
frías manos y las lleva a una de sus ardientes mejillas. ¡Mira con amor sus aún
bonitas rosas y me dice “qué bonitas, gracias!” Lentamente y con plena
seguridad y confianza se acerca y me da un dulce mordisco en la barbilla antes
de posar sus labios sobre los míos. ¡Oh! Sentí el amor, su calor y ello hizo
estallar inevitablemente mis sentimientos largamente guardados y ocultos en
algún lugar ignorado.
Sólo bastó eso
para que nos convirtiéramos en un solo ser formando parte en la inmensidad del
cosmos.
Acaricié su
hermoso rostro, vi la eternidad manifestada en sus ojos, toqué su pelo, pero… ¡Oh
Dios! Su pelo está teñido de un hermoso y tenue color verde.
- ¿Te gusta? –me
dice sonrojada y traviesa.
-Oh, sí claro
que me gusta –contesto.
-Ahora eres mi
amada esposa -le digo. Miro hacia atrás y el tiempo literalmente se ha
detenido, como si se negase dejar pasar otros acontecimientos.
-Con tu
llegada, amada mía, has iluminado como un sol lo hace en el mundo y en la
naturaleza -eso le digo besando incansablemente su frente y sus ojos-. Este es
un hermoso amanecer que, al mirarte, al ver tu cabeza con su hermoso pelo verde
hace que tu blanca almohada brille aún más.
Un nuevo amanecer.
Mis ojos te buscan, mis manos quieren tocarte, pero tú, tú no estás. Tú no estás
a mi lado. Doy un salto, te busco y no te encuentro, aunque aún percibo tu
delicioso aroma, ¿dónde te has ido? ¡Oh Dios mío! Te has ido como una noche
cuando llega el día.
El reloj marca
las 7 de la mañana, el calendario dice que es martes 27 de abril de 1960. ¡No,
no es posible! ¡No!, digo aterrado; ayer cuando llegaste fue el mismo 27 de
abril de 1960 ¿por qué aún percibo tu dulce perfume, pero no lo entiendo, no
entiendo que me hayas abandonado como un suspiro que se va y no vuelve. Creo
que voy a enloquecer. Siento arder en mis entrañas esa fuerza que tiene mi amor
contenido…
Hoy es otro
día, con mis zapatos empolvados y yo de pie, estoy frente a tu sepulcro. Este
ya lo ha cubierto la maleza de muchos veranos; en este solitario cementerio que
te da este albergue y que deja que el viento mueva las hojas de estos viejos
robles que aún permanecen de pie, tus fieles guardianes de tu alma y de tu
cuerpo.
Hoy, como
todos los días, tu lápida recibe este ramo de rosas. Ya de tanto sufrir, de
tantas sorpresas tenidas; hoy aún me sorprende de sobremanera cuando noto que
la fecha de tu transición fue en 1860 ¡Estoy perturbado, estoy perturbado y
mucho! Pero sé que te gustan las rosas. ¿Por qué has esperado casi un siglo
para venir a mí?
Personas muy
serias a las que he consultado me han dicho: “cuando un alma decide encontrarse
con su alma gemela, es capaz de romper las barreras de la dimensión del tiempo
y del espacio para poder unirse”.
Como esa
primera vez, con tu ramo de rosas en mi mano, espero la llegada del tren,
nervioso, emocionado, unido indisolublemente a ti…
Pero, siento
decirte que gradualmente me abandona la memoria y los recuerdos. Pero te sigo
esperando parado aquí en esta estación.
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